Cronopio

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miércoles, 12 de enero de 2011

La filosofía no es una jerga.

...Es una desgracia humana
hastiarse hasta de la misma razón
y aburrirse hasta de la luz
las quimeras empiezan a volver
y gustan porque tienen algo de maravilloso.
Leibniz.

Las modas intelectuales han producido ya tanta confusión, que cualquiera podría creer que en filosofía y en ciencias humanas se comienza a pensar sin necesidad de estudiar. Olvidar los grandes pensadores para buscar aprehender con afán algunas de las jergas más recientes, es el método empleado por buena parte de los universitarios con el propósito de formar su inteligencia.

Quizás sea oportuno indicar que tanto la palabrería como la misma opinión han sido consideradas los más grandes  obstáculos para el saber. Desde la primera fundación de la filosofía, los grandes filósofos han debido buscar algún método de argumentación que les permitiera liberarse de la amenaza de las palabras vacías. Platón, en su polémica contra los sofistas, sostuvo que a través de la dialéctica se podía abandonar como por pasos el pequeño e incierto mundo de la opinión particular para lograr la universalidad del saber. Todavía hoy puede decirse que la lectura de los Diálogos constituye un ejercicio de formación intelectual, ya que muestran una y otra vez que la ignorancia es un estado de llenura y de abundancia de opiniones, opiniones que tienen que ser apartadas para que el pensamiento pueda finalmente discernir la sencillez de las ideas de las ideas verdaderas o para establecer por lo menos la certeza  de que no son las primeras ocurrencias las que nos conducen al conocimiento...

Extracto tomado del libro: ¿Dónde está la senda del mal?. Ivan Darío Arango. Dann Regional; Medellín, 2002. PP. 33-52.

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