Cronopio

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jueves, 13 de enero de 2011

“Mensaje”: entre tango y filosofía.



“La ética no es una abstracción que sobrevuela y se evapora como una nube. La ética es algo concreto, un recurso en la vida, algo que se palpa, que se construye, que se experimenta en nuestros vínculos de cada día”
(Sergio Sinay: “Elogio de la responsabilidad”, Ed. Del Nuevo Extremo, Bs. As., 2005).


Hablar con propiedad de Enrique Santos Discépolo precisaría de más espacio –y tiempo- del que hoy puedo disponer. Sin embargo el tema de los valores humanos es una constante en su poética, y esta tarde me interesa conversar con Uds. sobre lo que expresa el estribillo de su tango Mensaje:
Bueno y nada más,
que siendo bueno,
no hay odio, ni injusticia, ni veneno
que haga mal...

Hay entre poesía y filosofía una relación de muchos siglos, como modo de acceso a la Verdad. Así estas estrofas de “Mensaje” se descubren como verdadera filosofía, destilada en un tango y al ritmo del 2x4. Esos cuatro versos son para mí filosofía pura, no académica, no artificiosa. Quisiera entender a la filosofía como la revelación de ciertas cosas que le suceden al hombre, y que solo algunos pueden verlas, distinguirlas, y echar luz sobre ellas. Descubrirlas, reconocerlas, ponerlas a la vista es asunto humano relevante, y más si el tango es el vehículo de tal reflexión. Imagínense leyendo un artículo del periódico que dice “tres chicos se mueren de hambre cada minuto”. No puede compararse con el impacto de oír: “Sus pibes no lloran por llorar, / ni piden masitas, / ni chiches, ni dulces... ¡Señor!... / Sus pibes se mueren de frío / y lloran, hambrientos de pan...” (Pan, Tango, 1932, Música: Eduardo Pereyra, Letra: Celedonio Flores).

En Cambalache, su canción más difundida internacionalmente, Discepolín nos habla en tono escéptico sobre la naturaleza humana. Pero Cátulo Castillo, autor de la letra del póstumo tango “Mensaje”, escribe unos versos inspirados en el reciente fallecimiento del amigo, y prefiere ir -derecho viejo- a hablar sobre la bondad, así, dicho en minúsculas y sin falsas esperanzas. Esta bondad implicaría actuar en cierto sentido deseable, o para decirlo de otra manera, sería no hacer mal, sin intervención ni control. “Bueno y nada más que siendo bueno...” A mis 83 años sigo creyendo que la bondad ES en el hombre, que no existe fuera de él. Si éste recurre a mentir, a arrebatar, a robar es por necesidad o ignorancia. Y me animo a pensar que Discépolo compartiría este principio, ya que todas sus reflexiones apuntan a la dimensión de la ética.
Hubo una corriente literaria –y filosófica- que supuso al hombre bueno, y a la civilización creadora, formadora de su maldad. No me parece un pensamiento desacertado, solo que ahora quizás debiéramos hablar del Sistema, antes que de “civilización”, palabra que nos queda demasiado grande a la luz de los retrocesos que implican las guerras y el hambre de ayer y hoy. Si la ética parte de considerar al prójimo como distinto a mí, y por eso mismo semejante en la diversidad, veo que lo que escribió Castillo va más allá que lo que él mismo pudo imaginar a la hora de garabatear esos versos de “Bueno…”. Con ese mensaje y el valor de la verdad, corporizado en no mentir, es la base de toda ética que se precie de tal.

Solidario Alvo.






Mensaje
Tango
(1952)
Música: Cátulo Castillo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Hoy, que no estoy,
como ves, otra vez
con un tango que no puedo gritar...
Yo, que no tengo tu voz...
Yo, que no puedo ya hablar...
Mensaje
con que mi vieja ternura
de criatura
te está prestando coraje...
Yo, que a lo largo del viaje
sufrí tus ultrajes
en mi soledad...
Nunca quieras mal,
total
la vida ¡qué importa!
Si es tan finita y tan corta
que al fin,
el piolín se corta...
No te aflija el esquinazo
del dolor,
y si el amor te hace caso,
no le niegues tu pedazo
de candor,
que es lindo creerle al amor...
Bueno y nada más,
que siendo bueno,
no hay odio, ni injusticia, ni veneno
que haga mal...
Y hoy, que no estoy
me da pena no estar
a tu lado, cinchando con vos...

Vos, que me hiciste llorar...
vos, que eras todo rencor...
Mensaje...
Mensaje con que te digo
que soy tu amigo
y tiro del carro contigo...
Yo, tan chiquito y desnudo
lo mismo te ayudo
cerquita de Dios.








1 comentario:

  1. ¡Te agradezco, Darío! El azar me trajo hasta tu blog y abrí una puerta que me mostró algo que desconocía de mí. Yo también soy una CRONOPIO.

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